El 30 de mayo, el Pleno del Congreso aprobó, con 88 votos a favor y 15 abstenciones, el dictamen de los Proyectos de Ley 1880, 2273 y 4995, que establece medidas para facilitar el acceso a medicamentos destinados al tratamiento de pacientes con enfermedades raras y cáncer.
No obstante, esta ley permitiría el ingreso automático de estos medicamentos, eliminando el papel regulador de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid). Esto significaría que los medicamentos ingresarían al país sin someterse a controles de calidad ni a procesos de farmacovigilancia.
Sobre esta norma, la doctora Químico Farmacéutico Sonia Delgado, mostró su preocupación manifestando que: “Esto es grave porque pone en riesgo la salud y vida de estos pacientes vulnerables y de todos los peruanos, al vernos expuestos a medicamentos o productos falsificados, adulterados, deficientes y de mala calidad».
¿Medicamentos registrados en países con alta vigilancia sanitaria?
Si bien la norma promete el acceso a medicamentos «registrados en países de alta vigilancia sanitaria», la misma ley abre la posibilidad de considerar a cualquier país de esta forma, sin precisión clara sobre los criterios. Esto contrasta con el Decreto Supremo Nº 016, que define de manera específica qué países cumplen con estos estándares.
“Esta ley abre la discrecionalidad para considerar cualquier país como país de alta vigilancia sanitaria, nada más para que se beneficien de este registro automático que, con solo un documento que es el certificado de libre comercialización, se puede permitir el ingreso a nuestro país”, señaló.
La también Decana del Colegio Químico Farmacéutico del Perú expresó su preocupación señalando que «estamos retrocediendo muchos años en regulación», lo que genera preocupaciones sobre la seguridad y eficacia de los tratamientos médicos disponibles en el país.
Una puerta peligrosa hacia el mercado informal
La Dra. Delgado indica que quienes se verían beneficiados con esta nueva norma serían el mercado informal, el mercado negro y aquellos que buscan introducir medicamentos falsificados, adulterados o de baja calidad al país. Este tipo de medicamentos, al no pasar por los controles de calidad y farmacovigilancia adecuados, representan un riesgo significativo para la salud pública.
«El mercado informal, el mercado negro (se benefician), porque los pacientes no se benefician, la industria seria tampoco, nadie se beneficia con esta norma. Estamos retrocediendo muchos años en regulación, donde nuestro país era considerado como una de las peores regulaciones del mundo y realmente eso es lo que se viene ahora», lamenta.