Si bien es cierto que la tecnología se convirtió en un gran aliado durante la pandemia de coronavirus, pues ayudó a los ciudadanos a mantener un aparente estado de normalidad, trajo también consecuencias negativas.
Para muchos el uso intensivo de celulares, computadoras y tablets se volvió una trampa y fueron víctimas de hackers con años de experiencia y ladrones improvisados que buscaron aprovechar el momento más oportuno para actuar.
Las estafas virtuales, el robo de datos y las extorsiones en sus diversas modalidades se multiplicaron en nuestro país y fueron los menos conocedores de estos dispositivos los que peor la pasaron. Sin duda alguna en ese grupo están incluidos los adultos mayores.
Según el observatorio nacional de política criminal del ministerio de justicia y derechos humanos, de 2.917 denuncias registradas en el 2018, los delitos digitales incrementaron exponencialmente a 14.671 el año pasado. Es decir, la cifra del 2021 fue cinco veces mayor.
Como era de suponerse, Lima registró la mayor cantidad de denuncias por delitos informáticos durante los años 2019, 2020 y 2021. No obstante, el crecimiento de casos a nivel nacional desde que empezó la pandemia pasó de 25% al 65%.
El fraude informático es la modalidad que más creció de un año a otro. De 6.946 denuncias en el 2020 se llegó a 10.924 el año pasado. Tres de cada cuatro ciberdelitos en el Perú están relacionados con esta modalidad.
Las metodologías usadas por los estafadores virtuales fueron de phishing bancario, phishing con tarjeta de crédito, compras en portales no validados, compras a través de redes sociales y compras/validaciones de datos telefónicas.
Para proteger los datos personales es necesario actualizar regularmente el sistema operativo y el software instalado de todos los dispositivos que emplea para conectarse a internet.