Es un dato más que alarmante. Perú es el país con mayor inseguridad alimentaria en toda Sudamérica, con prácticamente la mitad de su población bajo esta difícil situación.
Antes de la pandemia, nuestro país estaba por encima de los 8 millones de personas en esta condición. Con la llegada de esta enfermedad, se duplicó la cifra.
Este problema va de la mano con un aumento acelerado de la pobreza. Según el INEI, en 2019 el 20.2% de la población estaba en situación de pobreza; en 2020 aumentó a 30.1% y a pesar que el año pasado bajó a 25.9%, aún estamos lejos de recuperarnos.
La mayoría de los indicadores de la inseguridad alimentaria están al alza, como la anemia, el sobrepeso y la obesidad. Ello especialmente porque los ciudadanos no pueden tener acceso a una dieta saludable.
Los altos precios de algunas verduras y productos sanos, no deja más alternativa que el consumo de alimentos ultra procesados con alto contenido de azúcar, sal y grasas saturadas.
La actual crisis mundial está empeorando por la inflación de combustibles y la escasez de fertilizantes, que, sumado a los efectos palpables del cambio climático, no muestra visos de pronta o fácil solución.