A pesar de algunos pequeños esfuerzos del gobierno, la economía sigue funcionando por inercia y la población vive del día a día. De acuerdo con cifras oficiales. Al cierre del segundo trimestre de este año, la tasa de informalidad en el Perú es del 76%.
Pese a que el indicador a retrocedido ligeramente a lo visto en el 2021, no da buenas señales sobre mejoras en la calidad de vida al comprobarse que el subempleo subió en 24,4% frente al 2019.
Si bien es cierto que la economía peruana creció a dos dígitos en 2021, para 2022 se espera que llegue a 2,8% y en 2023, apenas a 2,3%.
Esta situación principalmente por la constante crisis política y conflictos entre el Congreso de la República y el Gobierno de Pedro Castillo, así como la alta desaprobación de ambos poderes por parte de la ciudadanía.
Pese a que no se prevé cambios en la Constitución como en Chile, los expertos prevén una desaceleración económica, claramente evidenciada con los recientes datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática.
Perú es la economía que no ha podido recuperar sistemáticamente sus niveles prepandemia al igual que México, siendo un factor clave las malas decisiones del ejecutivo y la pérdida de la confianza empresarial.
En este sentido, los especialistas recomiendan la aplicación de políticas como el subsidio a las prestaciones sociales de las empresas o costos no salariales para determinados sectores. Para esto último, es clave ampliar la base tributaria ante los elevados índices de evasión en el pago de impuestos.